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Fundamentación

La fotografía implica relato. Desde esa perspectiva el ejercicio de la fotografía resulta primordial en lo que a historia-retrato de la realidad supone.

Si el ejercicio además contempla un proceso de producción colectivo entonces es posible al menos asegurar que la muestra es etnográfica y estadísticamente mas cercana a la realidad.

También el origen de los autores de las fotografías es de considerar en este tipo de procesos, si estos son agentes locales hablarán desde la Región, desde la Comuna, desde su hábitat.

La activación de un proceso de taller también genera movimientos y procesos internos en las comunidades, mas si este contempla un resultado expositivo.

La sistematicidad también es un determinante. La definición de fechas y lugares de toma fotográfica por ejemplo permiten replicas en el tiempo para futuras comparaciones culturales y geográficas (Una vez al año, después de cien años, etc.).

El colectivo es un fundamento en sí, la re-unión de los participantes, pasados los años o como una actividad regular permanente, permite trascendencia y da valor al banco de imágenes logrado.

El objeto fotográfico ya es un aporte patrimonial, desde el archivo hasta la materialidad de la exposición y el catálogo. La posterior itinerancia de la exposición plantea un proceso rápido de feedback con la comunidad, en el presente y en el futuro de ser esta remontada.

Así este relato se transforma en un hito, entre el antes y el después, de reconciliación, de reconstrucción, de recuperación de memoria pasada, para restaurar y conservar. Ver lo que ya no está, recordar lo que hubo, en el paisaje, con el otro, con los otros. Y es por demás, un ejercicio de memoria.